Elon Ernesto II espera impaciente. Sobre el escritorio la caja parpadea de colores azul y púrpura. La caja de cobre tiene una pequeña antena, de la cual las señales interplanetarias, emergen para alcanzar a las estrellas. Cruzar la distancia entre Marte y la Tierra y finalmente poder dar por terminada la cuenta regresiva.
Espera el mensaje de confirmación. La respuesta positiva de que ella ha abordado la nave en la afamada plataforma de Cabo Elon — antes conocida como Cabo Cañaveral — y que abordó el cohete Elon IV. Espera la noticia de que todo marcha de acuerdo al plan, que ningún diácono o túnica se quedó por fuera y que ningún cohete estalló, que no hará falta esta vez llamar a compañías aseguradoras. La caja deja de parpadear, se volvió a romper.
Golpea con el puño la mesa, caen al suelo algunas figuras de acción. Las tiene todas, ElonBatman, ElonSuperman y por supuesto Elon. Toma la caja de cobre y la sacude. Nada. La luz continúa apagada. Maldice.
Se dirige a la puerta de la habitación. Por un momento observa su reflejo en la puerta cristalina. Ojos de humano, boca de humano, dientes y cabello como los humanos de los libros de historia, como el mismísimo Elon, sin embargo, en su frente, la característica antena verde que los primeros hombres de Marte comenzaron a desarrollar unas cuantas generaciones luego de la primera colonización. Suspira.
La puerta se desliza en un zumbido, revelando la sala común de la estación marciana Elon Home I. Banderas Americanas cuelgan de postes,. y en las pantallas las escenas de leones cazando antílopes en la sabana, son ocasionalmente reemplazadas por gritos de águilas. Se dirige al centro, donde un escritorio es ocupado por un hombre vestido de blanco y sobre el cual flota un globo en forma de signo de interrogación.
— Otra vez no funciona — Dice mientras indica la caja de cobre.
— ¡Eso es muy desafortunado! — Contesta enérgicamente el hombre— Permítame ayudarle, será solo un momento.
El hombre de servicio se inclinó brevemente y acto seguido extrajo del interior del escritorio un cable y un largo micrófono.
— ¿Le importaría explicar su problema una vez más? Estoy seguro de que ElonGPT podrá ayudarle
— Mi problema es — comenzó a explicar con calma al micrófono — que mi caja de comunicaciones terrestres no funciona.
Tras un breve instante, la pantalla negra de la terminal se iluminó con una respuesta:
Comunicaciones terrestres no disponibles, por favor intente de nuevo en un año o dos
Elon Ernesto regresó la mirada a la caja de cobre en su mano. La luz continúa muerta. La sacudió con energía antes de dirigir su atención de regreso al hombre de servicio.
— Nos alegra poder haber ayudado ¿No es maravilloso contar con tales maravillas tecnológicas? — Exclamó el hombre.
— Pero eso no arregla mi problema, mi caja sigue rota, ¿Es que no sabe leer?
— No, claro que no, cómo se le ocurre.
— Bueno, supongo que tiene razón, yo tampoco.
Guardaron silencio por un momento.
— ¿Bueno y ahora?
— ¿Desea hacer otra consulta? Tiene un costo adicional.
— No, solo estoy esperando una llamada de la Tierra, mi prometida debería estar en camino.
— Creo que recuerdo haber visto un ElonTweet al respecto, la primera boda en Marte ¿verdad?
— ¡Pero ahora esta estúpida caja está rota y no puedo comunicarme! —Tomó con fuerza la caja y dirigió la mirada al domo que cubre la estación. Si no le va a servir mejor desecharla, que se rompa, ya encontrará una nueva. No puede esperar por milagros. Ella está por llegar. Preparo su brazo para lanzarla y… antes de que se decidiera a arrojar la caja, una mano se posó sobre su hombro.
— Yo sí sé leer — Ante él, un hombre de una larga barba blanca, arrugadas manos y ojos azules eléctricos —¿Quieres saber qué dice?
— ¿Cómo puedo arreglar mi caja? Esta cosa la compré hace un año para poder hablar con Ela, hija de Elon, y ahora cuando más la necesito no quiere servir.
— ¿Qué generación es? ¿Tipo I o tipo II? –Pregunta el hombre de la barba
— Tipo I.
— Ah, lo que me esperaba, eso suele pasar con esas cajas que solo soportan audios y pagos.
— Pero ahora no sirve.
— Todo en esta vida tiene solución, es lo que siempre nos enseñó nuestro padre y fundador. Amén.
— Entonces, ¿Cómo la arreglo?
— Es muy fácil, el primer paso es pasar la ElonCard por este terminal — El hombre metió la mano al bolsillo y saco otra pequeña caja — Esto es una tecnología vieja, pero con eso va a desbloquear el siguiente nivel
— ¡Como en un videojuego! Bueno, yo nunca jugué, pero le pagaba a un primo para que jugara en la Tierra. Yo era el mejor.
— Qué bendición. Permítame dos segundos para desbloquear el sistema …. Y ya está, por favor, acerque la tarjeta.
Un breve instante y la máquina emitió un sonido. El hombre de barba larga dejó ver una amplia sonrisa, sus dientes blancos recuerdan al hielo de los polos marcianos.
— ¡Excelente! El primer paso está cumplido, ahora viene la parte un poquito más difícil ….
¿De qué colores puede ser una atmosfera artificial? Rojos, azules, verdes, Es un artificio después de todo. Marte no era así hace unos milenios. Ahora, en Marte, las nubes son de colores rojo y azul, por decreto real, orden ejecutiva, mandato de presidentes que llevan mucho tiempo muertos.
Elon Ernesto aprieta el arnés. Asegura el traje a su cuerpo y observa con cautela la puerta. Un largo cable lo conecta al oxígeno y energía de la fuente central. Una vez dentro del traje, todos los sonidos del exterior menguan hasta ser incompresibles, todos los ruidos de la estación espacial amenguados por el traje.
— Todos los sistemas están listos — Puede ver al hombre a través del cristal, a unos cuantos metros de distancia, el hombre de las barbas blancas sonríe, lleva también unos grandes lentes de oscuros — No olvides la antena.
— ¿Y no hay otra forma? Digo esto parece mucho, y no recuerdo nada de esto en el manual de instrucciones — Ernesto se inclina y toma la antena metálica del suelo, el estirado metal forma una espiral, coronada al final por una estrella
— Claro, son las instrucciones de ElonGPT ¿Qué podría salir mal? — Sonríe, un diente dorado se refleja en el cristal — Vamos, procedo con la secuencia de apertura.
La compuerta circular empieza a deslizarse, la estación cruje. Fuera del hombre de barba blanca, nadie observa el raro evento. Las personas dentro de la estación rara vez se quitan sus cascos de realidad ElonVirtual, allí siempre es 4 de julio. Las pantallas al interior de la estación repiten la ceremonia de coronación de Elon I, hijo de Elon.
Da un paso al exterior. El traje lo protege de los elementos y radiación. Algo de frío recorre su espalda. Dirige la mirada al cielo, las tenues nubes se ven menos majestuosas, más como una niebla débil, que como una feroz tormenta exhibiendo los brillantes colores americanos. Suspira.
— Sigue caminando, en unos cientos de metros la vas a encontrar— La voz en el intercomunicador suena como entrecortada, le recuerda a las primeras versiones de ElonChat — ¡Un poco más y llegas!
Continúa avanzando, el rojo suelo marciano cruje bajo sus pies, todo parece más sencillo de lo que se imaginó. El agreste entorno marciano sobre el que leyó — o vio un TikTok — no es como lo imaginaba. Lentas nubes en el cielo, una suave brisa que hace ondear ligeramente los pequeños cables e hilos que cuelgan del traje. En el cielo, las dos lunas amarillas y vibrantes, en el suelo, pequeñas plantas se asoman entre las rocas rojas, todo parece, en calma. Un par de clics y podría quitarse el casco, y podría sentir ese aire marciano que luce tan en paz. Es una lástima que allí no pueda respirar.
— ¿Elon? ¿Me escuchas? ¿Te atrapo un gusano marciano come gente?
— No…. Aquí no hay gusanos marcianos come gente… — Respondió— Todo está, bien.
— No te distraigas, debes llegar a la marca, activar el dispositivo.
— Entendido — Respira profundo, recuerda su misión. Ela ha de estar preocupada, lleva ya mucho sin poder contestar sus mensajes, o sin poder enviarle otras cosas que pueda necesitar ¡Pero que no se preocupe! Una vez logre que un relámpago marciano golpe la antena, la señal se restaurara en su dispositivo. Tan solo que …. Este clima… no parece temporada de tormentas.
Avanza. Ve a la distancia el terminal, que el hombre de la barba indicó. Unos pasos más y la terminal estará a su alcance. Es una mesa blanca con un agujero en el centro donde insertar la antena.
Finalmente, los botones están a su disposición, sigue las instrucciones, los números de su tarjeta y un código de tres dígitos del respaldo. Inserta la antena en su lugar así como su caja de comunicaciones. Un instante después, la antena se extiende, se abre en forma de sombrilla metálica, es de color blanco. Muy pronto podrá dar por terminada la espera, completar la transferencia, casarse con Ela, la primera boda en Marte. El cielo, hasta ese momento calmo, empieza a tornarse de un extraño color gris. Las nubes se arremolinan, las lunas gemelas desaparecen tras la tempestad. Un estruendo descomunal que emerge del cielo, es lo último que escucha antes de caer.
La claridad del sueño le recuerda a los mejores juegos de realidad virtual. Se ve en una iglesia, traje negro y el distintivo brazalete de las legiones de Elon. Aguarda por el momento en el que la música anuncie la aparición de su amada. Los violines marcan un compás de vals. Hombres y mujeres se ponen de pie, son los invitados a la primera boda en Marte. No conoce sus rostros, quizás sí sus avatares y IDs. Allí reunidos fuera de mundos virtuales y estaciones espaciales, un tanto incómodos, agitados, no hay WiFi en las iglesias, no hay notificaciones, emails, o pop-ups, solo el tiempo presente, la música de los violines marca la entrada de la novia.
Vestida de blanco como es tradicional desde antes que hubiera viajes al espacio y bodas en Marte, Ela camina hacia el altar. Es delgada y esbelta. Con el rostro cubierto por el velo, se mueve dando lentos y delicados pasos ¿Cómo será su rostro? ¿El color de sus ojos? Nunca la vio, los servicios de fotos Tierra-Marte están lejos de su acceso. Conoce su voz, su historia y su cuenta de Paypal a que cada mes sin falta deposita una cantidad que garantice su felicidad. El amor interestelar no conoce fronteras, Mastercard tampoco.
Despierta.
Se incorpora. El cielo sobre su cabeza vuelve a ser calmo. Un breve hilo de humo negro se eleva entre las nubes. La antena blanca en forma de sombrilla está en ruinas, el impacto del relámpago la ha carbonizado. El traje resiste, aunque puede notar que ha sufrido graves daños.Es un milagro que viva. Alabado sea Elon.
No tiene idea cuanto tiempo duro inconsciente. Debe volver, si todo salió bien, su caja de comunicaciones debe funcionar ahora ¿Verdad? Se levanta, en la terminal no hay rastros de la caja, solo queda una mancha carbonizada del lugar donde la dejó antes de iniciar la secuencia. Maldice.
Agitado, dirige la mirada a la distancia. Su hogar, Elon Home I, convertido en una masa de metales y cables revueltos. El antes blanco e inmaculado domo, luce como una flor abierta y en descomposición, más hilos de humo negro se elevan a la atmosfera, mientras algunas llamas azules aún arden sobre las ruinas.
— Que acaba de pasar…— Se pregunta incrédulo, con su traje gravemente dañado, el flujo de oxígeno terminará pronto. No habrá ocasión de despedidas.
Un segundo estruendo en el cielo. Las nubes se apartan con violencia mientras observa a la nave acercarse a gran velocidad. Una nave terrestre. La forma es inconfundible. Mientras la nave continúa acercándose, Elon se apresura a buscar refugio. No hay mucho lugar donde esconderse en la planicie Marciana, tal solo corre algunos metros antes de caer tendido tras el estruendo de aterrizaje.
El polvo marciano se levanta en una densa nube tras el impacto. No fue un aterrizaje delicado, es probable que la nave viniera teniendo problemas. El indicador de oxígeno marca que le quedan 5 minutos. Si puede alcanzar la nave, ellos deben tener un repuesto un tanque de oxigeno. No puede acabar así
Se incorpora. El denso polvo rojo es iluminado por las luces de la nave. La nave en forma de huevo emite múltiples señales, parpadeantes y de colores. Siguiendo la luz, Elon Ernesto camina en busca de ayuda. Tres minutos. Siente un breve estruendo en la tierra, la puerta comienza a abrirse. Vapores condensados emergen del interior mientras las luces internas le enceguecen. La rampa se pone en posición, observa con atención mientras los ocupantes descienden.
De la nave, las enormes figuras en forma de gusano empiezan a emerger, escurriéndose a velocidad considerable para su tamaño. Puede notar las estelas de baba blanca que van dejando a su paso, los múltiples ojos en ambos extremos, y mangueras — presumiblemente de oxígeno — conectadas en varias partes del cuerpo. Aroma a descomposición se empieza a filtrar por su equipo de respiración. Contiene el aliento unos instantes más, mientras los gusanos que ya han descendido sé hacen a un lado para dejar bajar al último ocupante. Cubierto de una manta blanca, un último ser se desliza lentamente, mientras alguien activa la música, la marcha nupcial llena el aire marciano por primera vez.
Contiene el aliento. Un minuto de oxígeno.